Todo el mundo conoce al mito, pero pocos, muy pocos, conocen a la persona. Marilyn Monroe, cuyo nombre real era Norma Jean, fue una mujer extremadamente inteligente y con unos principios feministas quizá impropios de su época. Fueron, precisamente, esa inteligencia y esos valores los que le granjearon más problemas que alegrías dentro de la industria cinematográfica. Sumado a eso, su eterna búsqueda del amor y la vulnerabilidad a la que se vio expuesta le llevaron un abrupto final, tras el que se esconden varios de los hombres más poderosos y peligrosos del momento.
El 29 de septiembre, Carmen Moreno, de la mano de Algaida Editores, publicaba la novela Los caballeros las prefieren muertas, en la cual la autora gaditana repasa la vida de la Ambición Rubia desde su infancia hasta el momento de su muerte.
Pregunta: El 4 de agosto se cumplieron 60 años del enigma Marilyn Monroe y no se le está haciendo demasiado caso en España, ¿no le parece?
Respuesta: España se caracteriza por tener una memoria escasa y selectiva. Marilyn no es española, por lo tanto, no nos toca demasiado. Sería diferente si fuera una youtuber y se hubiera ido a vivir a Andorra.
P: ¿Por qué escribir sobre los hombres que rodearon a Marilyn y no sobre ella?
R: Porque para entender su muerte hay que revisionar sus relaciones. Marilyn Monroe fue una mujer extraordinariamente inteligente y también confiada. Necesitaba creer en el ser humano, eso le costó la vida.
P: ¿Dice que era «extremadamente inteligente» pero no sabía elegir?
R: Marilyn fue la única capaz de plantarle cara a la Metro. Cuando creyó que no la trataban con el respeto que cualquier actriz merece, rompió el contrato y montó su propia productora. No se conformó con hacer una película casera, con gente cercana. Era una mujer muy ambiciosa: se fue a Londres, contrato a Laurence Olivier y rodó El príncipe y la corista. Un éxito de crítica, pero nefasto para su maltrecha salud mental. Era muy inteligente, pero emocionalmente estaba rota.
P: Los Kennedy son algunos de los hombres que no salen bien parados en su novela, ¿no cree que JFK fue un gran presidente?
R: Me temo que no puedo responder a esa pregunta con un sí o un no. JFK hizo cosas bien, por supuesto, pero era un gran impostor. Un impostor que jugó bien sus cartas en un principio y, más tarde, no supo medir sus fuerzas. La primera en caer fue Marilyn. Él no tardó mucho más. Además, no tengo especial cariño a los republicanos. Trump lo es, ¿no?
Lo cierto es que Kennedy ya no podía dar marcha atrás con los derechos de los negros, sin embargo, pisoteó a las mujeres, mintió, amañó unas elecciones para ser presidente, se apoyó en Hoffa y Giancana para llevar su mandato a buen puerto… No me gustaría tener un presidente de esa catadura moral, sinceramente.
P: Lo que sí muestra es cierta simpatía por el grupo de cineastas perseguidos por aquella caza de brujas.
R: Marilyn lo supo ver muy bien. Ella no estuvo perseguida. Sí su segundo marido, el dramaturgo Arthur Miller, y no quiso alejarse de él por miedo a ser señalada, ni mucho menos. Ella sabía que si unos perseguían a los otros porque intentaban «convertir a América en un país comunista», el peligro no venía de los perseguidos, a los que, por otro lado, jamás había oído hablar de política, o sí, pero siempre en reuniones de amigos, sino de quien quiere acallar a los que no han hablado.
P: ¿Los caballeros las prefieren muertas?
R: Los hombres que la rodeaban a ella, desde luego que sí. Se convirtió en una mujer incómoda. Ninguno imaginó que detrás de la «bomba sexual» que era, pudiera haber un cerebro tan bien amueblado. Además, no se atenía a ninguna convención social. Fue una de las mujeres más feministas que he conocido. Sin embargo, no la encontrará jamás en ninguna lista de mujeres que hicieron cosas importantes. El fatum pudo más que su propia vida.
P: Todo lo que cuenta en la novela es cierto.
R: Recordemos que cuando se ficciona lo importante no es la veracidad, sino la verosimilitud. Aun así, le puedo decir que en esta novela hay un 95% de realidad cruda.
Puedes leer las primeras páginas de la novela aquí.
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